Sunday, June 12, 2016

PPK GANÓ..., AHORA QUÉ



G
racias a los votos del anti fujimorismo   PPK le ganó a Keiko.  No se quería que el fujimontesinismo retorne a Palacio  para lavarse la cara y sus manos manchadas de sangre. No se podía tirar al tacho de basura  la cruenta lucha  que costo desalojar del Palacio a  Alberto Fujimori. Los que votamos por el “Gringo” no era por su programa económico neoliberal, sino para que  no gane el fujimontesinismo representado por Keiko. En esta acción no participó la otra izquierda que se considera “casto” o “inmaculado” en la política. Que ven a la política como blanco o negro. Este levantaba  la bandera del voto viciado o blanco, le daba lo mismo que gane cualquiera de los dos candidatos.  Para ellos, no había un enemigo mayor o menor.  No consideran que para alcanzar objetivos políticos  se requiere de tener “estrategia”: cuando avanzar, cuando retroceder, cuando flanquear al  contrincante, cuando confrontar… Uno de los de los principios de  la guerra (aplicado en la política)  enunciado por Sun Tzu en el libro El Arte de la Guerra: “La guerra o cualquier conflicto, se libra y se gana mediante  ESTRATEGIA”.  Bien dice Pablo Iglesias: “en política no tiene que ver con la razón, sino con el éxito”.

El ARRAIGO POPULAR DE KEIKO.
Fuerza Popular, movimiento político de Keiko, tiene arraigo  en los sectores populares, donde antes lo tenía la izquierda.  Para  aliviar la pobreza generado por el  modelo económico neoliberal, impuesto por Alberto Fujimori,  ofrecía en su programa  políticas asistencialistas. La candidata debe entender que no se supere  la pobreza con programas sociales (o asistenciales) sino solamente se alivia.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                               
Por   eso,  se hacía llamar, irónicamente,  como la “candidata de los pobres”, mientras a PPK le achacaba el apelativo del “candidato de los ricos”.  Los sectores de abajo, por la insatisfacción que tenían, pues los gobiernos que precedieron a Alberto Fujimori no hicieron nada por mejorar su bienestar económico y social, sino que lo empeoraron, masivamente se identificaron con las propuestas de  Keiko. No le interesaban los delitos que cometió su papá. Argumentaban,  los hijos no pueden ser igual que el papá. Y eso era reforzada por ella, donde iba decía: “Yo soy Keiko Fujimori, no Alberto Fujimori, soy otra persona”. Gracias a ese mensaje, Keyko  cuenta en el Congreso con 73 parlamentarios. Mayoría absoluta. Nunca conseguido por un partido político.  

POR QUÉ SE APOYÓ A PPK.
Keiko pasó a la segunda vuelta con un candidato elegido  por el JNE. El fujimontesinismo infiltrado en las entidades electorales quería que gane a como de lugar Keiko Fujimori, para ello, en la primera vuelta, le limpió el camino de adversarios que  podían hacer peligrar su candidatura presidencial.  El adversario, elegido por el JNE para la segunda vuelta,  fue PPK. Él pasó a la segunda vuelta con el 20.98% del electorado, mientras Keiko obtuvo 39.81%. La diferencia era cerca de 20 por ciento, casi inalcanzable.   PPK  era un tecnócrata neoliberal, no era un político consumado, sin carisma,  por la edad no mostraba dinamismo. Con el resultado de la primera vuelta, se pensaba que keiko se iba a pasear con su adversario. Sin embargo, ¡oh! , ¡sorpresa!, sin mover un dedo,  PPK, a los pocos días de la primera vuelta, la encuestadora Ipsos, en la intención de votos, le daba 44 %, y keiko obtenía 40%.
Esto alarmó a los fujimoristas, era una advertencia que el foco antifujimorismo se había prendido. Keiko, gracias a su juventud, redobló el trabajo. Hacía cientos de promesas a los electores. Claro, el proselitismo iba acompañado de regalos.  Mientras PPK, confiado en los votos del antifujimorismo, no le ponía punche a su campaña, no le enrostraba a Keiko las atrocidades que cometió su papá, ni le decía la relación estrecha que tenía con Joaquín Ramírez (denunciado por lavado de activos, dinero  sucio que generalmente viene del narcotráfico). Tenía una campaña “light”. Esa actitud pasiva y permisiva permitió que la candidata le pasara en la intención de votos.

 Es así, faltando una semana para la elección presidencial, 5 de junio, las encuestadoras le daban  una ventaja a Keiko sobre PPK  de 5 puntos, algunos le dieron hasta  8 puntos. Parecía que todo estaba consumado que el fujimontesinismo de nuevo regresaba a Palacio. Había una desazón en los antifujimoristas. Sin embargo, el segundo debate cambió el curso de la historia. PPK  estuvo agresivo, combativo,  le dijo su vida (el pasado del fujimorismo) a Keiko, al término de su “faena taurina” le puso la banderilla con la frase: “tú no has cambiado pelona, eres la misma”. Asimismo, en los mítines,  hizo hincapié de que nuestro país se puede convertir en narco-estado, eso lo decía  en alusión a Keiko. El puntillazo mortal  contra Keiko se dio  con la multitudinaria marcha “No a Keiko” el 31 de mayo,  y con la adhesión pública de Verónica en favor de PPK.  Ella, invocó en quechua al Perú andino a que voten por PPK. Toda las acciones tomadas en la última semana de campaña  hizo que se revertiera la desventaja que tenía Kuczynski,   y así ganarle el 5 de junio  por foto a Keiko. 

LA IZQUIERDA, QUÉ DEBE HACER.
La izquierda, para las elecciones presidenciales, se presentaron en tres listas: Frente Amplio,  Democracia Directa y Perú Libre. Unos más radicales o antisísmicos que otros. En un principio, seguramente, las tres organizaciones políticas, solamente, apostaban a pasar la valla electoral y así mantener la inscripción legal de su partido. Eso era ya un triunfo, teniendo en cuenta que en las elecciones presidenciales, la izquierda (sin contar a Ollanta, que no se presentó como candidato de izquierda) no sacó ni para el té (salvo de la década del 80). Uno de ellos se retiró al ver que sus propuestas no prendieron en el pueblo, el otro siguió en la carrera electoral, pero no pudo pasar la valla electoral. Sin embargó, en estas elecciones, se dio la sorpresa inesperada, el Frente Amplio (FA), donde participan varios partidos (mini) de izquierda,  gracias al carisma de su candidata  Verónica Mendoza, y por las circunstancia que lo favorecieron,  su mensaje sintonizó con ese pueblo (que votó por Ollanta)  sediento de justicia social, por lo cual obtuvo el 18.80 % del electorado. Con este resultado,  ¿la izquierda habrá encontrado el camino de su redención?   

La Votación que obtuvo el FA  puede ser solamente efímera y  volver a lo de antes, o sea, nada. Hay que tener en cuenta que la izquierda (FA) no tiene  base social organizada para mantener o consolidar esa votación, solamente tiene la figura mediática y el carisma de Verónica, y nada más. Por otro, ¿Verónica,  es el nuevo Barrantes? No lo creo. Barrantes fue el líder de un frente político ideologizado, IU. La coyuntura política de la década del 80 lo permitía. Asimismo, IU contaba relativamente con una fuerza social organizada a nivel nacional. Nuestra izquierda contemporánea, no. Tal es así, en las elecciones presidenciales de 1985, Barrantes  pasó a la segunda vuelta con Alan García.  Bien dice Marta Harnecker: “No se puede concebir una fuerza política  sin contar con una fuerza social”. 
 
Por tanto, si se quiere que el pueblo tenga protagonismo político,  la izquierda   debe actuar como  un instrumento aglutinador y promovedor de un  Frente Amplio de Masas. En ella deben estar integrados los partidos de izquierda,  los movimientos sociales, frentes regionales, personalidades progresistas y todos los afectados por el capitalismo salvaje. Promover la unidad en la diversidad. La unidad tiene que ser principista y programática, donde la bandera principal sea la defensa de la especie humana y la naturaleza. Eso pasa por contar con un programa antineoliberal. Apostar por la unidad no solo debe ser con miras a las elecciones del 2021, sino para construir la resistencia al neoliberalismo que se viene con todo con el TPP.