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racias
a los votos del anti fujimorismo PPK le
ganó a Keiko. No se quería que el
fujimontesinismo retorne a Palacio para
lavarse la cara y sus manos manchadas de sangre. No se podía tirar al tacho de
basura la cruenta lucha que costo desalojar del Palacio a Alberto Fujimori. Los que votamos por el
“Gringo” no era por su programa económico neoliberal, sino para que no gane el fujimontesinismo representado por
Keiko. En esta acción no participó la otra izquierda que se considera “casto” o
“inmaculado” en la política. Que ven a la política como blanco o negro. Este levantaba
la bandera del voto viciado o blanco, le daba lo mismo que gane
cualquiera de los dos candidatos. Para
ellos, no había un enemigo mayor o menor.
No consideran que para alcanzar objetivos
políticos se requiere de tener “estrategia”: cuando avanzar, cuando
retroceder, cuando flanquear al
contrincante, cuando confrontar… Uno de los de los principios de la guerra (aplicado en la política) enunciado por Sun Tzu en el libro El Arte de
la Guerra: “La guerra o cualquier conflicto, se libra y se gana mediante “ESTRATEGIA”. Bien dice Pablo Iglesias: “en política no
tiene que ver con la razón, sino con el éxito”.
El
ARRAIGO POPULAR DE KEIKO.
Fuerza Popular,
movimiento político de Keiko, tiene arraigo
en los sectores populares, donde antes lo tenía la izquierda. Para
aliviar la pobreza generado por el
modelo económico neoliberal, impuesto por Alberto Fujimori, ofrecía en su programa políticas asistencialistas. La candidata debe
entender que no se supere
la pobreza con programas sociales (o asistenciales) sino solamente se
alivia.
Por eso,
se hacía llamar, irónicamente,
como la “candidata de los pobres”, mientras a PPK le achacaba el
apelativo del “candidato de los ricos”. Los
sectores de abajo, por la insatisfacción que tenían, pues los gobiernos que precedieron
a Alberto Fujimori no hicieron nada por mejorar su bienestar económico y
social, sino que lo empeoraron, masivamente se identificaron con las propuestas
de Keiko. No le interesaban los delitos
que cometió su papá. Argumentaban, los
hijos no pueden ser igual que el papá. Y eso era reforzada por ella, donde iba
decía: “Yo soy Keiko Fujimori, no Alberto Fujimori, soy otra persona”.
Gracias a ese mensaje, Keyko cuenta
en el Congreso con 73 parlamentarios. Mayoría absoluta. Nunca conseguido por un
partido político.
POR
QUÉ SE APOYÓ A PPK.
Keiko pasó a la segunda
vuelta con un candidato elegido por el
JNE. El fujimontesinismo infiltrado en las entidades electorales quería que
gane a como de lugar Keiko Fujimori, para ello, en la primera vuelta, le limpió
el camino de adversarios que podían
hacer peligrar su candidatura presidencial.
El adversario, elegido por el JNE para la segunda vuelta, fue PPK. Él pasó a la segunda vuelta con el
20.98% del electorado, mientras Keiko obtuvo 39.81%. La diferencia era cerca de
20 por ciento, casi inalcanzable.
PPK era un tecnócrata neoliberal,
no era un político consumado, sin carisma,
por la edad no mostraba dinamismo. Con el resultado de la primera
vuelta, se pensaba que keiko se iba a pasear con su adversario. Sin embargo,
¡oh! , ¡sorpresa!, sin mover un dedo,
PPK, a los pocos días de la primera vuelta, la encuestadora Ipsos, en la
intención de votos, le daba 44 %, y keiko obtenía 40%.
Esto alarmó a los fujimoristas,
era una advertencia que el foco antifujimorismo se había prendido. Keiko,
gracias a su juventud, redobló el trabajo. Hacía cientos de promesas a los
electores. Claro, el proselitismo iba acompañado de regalos. Mientras PPK, confiado en los votos del
antifujimorismo, no le ponía punche a su campaña, no le enrostraba a Keiko las
atrocidades que cometió su papá, ni le decía la relación estrecha que tenía con
Joaquín Ramírez (denunciado por lavado de activos, dinero sucio que generalmente viene del narcotráfico).
Tenía una campaña “light”. Esa actitud pasiva y permisiva permitió que la
candidata le pasara en la intención de votos.
Es así, faltando una semana para la elección
presidencial, 5 de junio, las encuestadoras le daban una ventaja a Keiko sobre PPK de 5 puntos, algunos le dieron hasta 8 puntos. Parecía que todo estaba consumado
que el fujimontesinismo de nuevo regresaba a Palacio. Había una desazón en los
antifujimoristas. Sin embargo, el segundo debate cambió el curso de la
historia. PPK estuvo agresivo,
combativo, le dijo su vida (el pasado
del fujimorismo) a Keiko, al término de su “faena taurina” le puso la
banderilla con la frase: “tú no has cambiado pelona, eres la misma”. Asimismo,
en los mítines, hizo hincapié de que
nuestro país se puede convertir en narco-estado, eso lo decía en alusión a Keiko. El puntillazo mortal contra Keiko se dio con la multitudinaria marcha “No a Keiko” el
31 de mayo, y con la adhesión pública de
Verónica en favor de PPK. Ella, invocó
en quechua al Perú andino a que voten por PPK. Toda las acciones tomadas en la
última semana de campaña hizo que se
revertiera la desventaja que tenía Kuczynski,
y así ganarle el 5 de junio por
foto a Keiko.
LA
IZQUIERDA, QUÉ DEBE HACER.
La izquierda, para las
elecciones presidenciales, se presentaron en tres listas: Frente Amplio, Democracia Directa y Perú Libre. Unos más
radicales o antisísmicos que otros. En un principio, seguramente, las tres
organizaciones políticas, solamente, apostaban a pasar la valla electoral y así
mantener la inscripción legal de su partido. Eso era ya un triunfo, teniendo en
cuenta que en las elecciones presidenciales, la izquierda (sin contar a
Ollanta, que no se presentó como candidato de izquierda) no sacó ni para el té (salvo
de la década del 80). Uno de ellos se retiró al ver que sus propuestas no
prendieron en el pueblo, el otro siguió en la carrera electoral, pero no pudo
pasar la valla electoral. Sin embargó, en estas elecciones, se dio la sorpresa
inesperada, el Frente Amplio (FA), donde participan varios partidos (mini) de
izquierda, gracias al carisma de su
candidata Verónica Mendoza, y por las
circunstancia que lo favorecieron, su
mensaje sintonizó con ese pueblo (que votó por Ollanta) sediento de justicia social, por lo cual
obtuvo el 18.80 % del electorado. Con este resultado, ¿la izquierda habrá encontrado el camino de
su redención?
La Votación que obtuvo
el FA puede ser solamente efímera y volver a lo de antes, o sea, nada. Hay que
tener en cuenta que la izquierda (FA) no tiene
base social organizada para mantener o consolidar esa votación,
solamente tiene la figura mediática y el carisma de Verónica, y nada más. Por
otro, ¿Verónica, es el nuevo Barrantes?
No lo creo. Barrantes fue el líder de un frente político ideologizado, IU. La
coyuntura política de la década del 80 lo permitía. Asimismo, IU contaba
relativamente con una fuerza social organizada a nivel nacional. Nuestra
izquierda contemporánea, no. Tal es así, en las elecciones presidenciales de 1985,
Barrantes pasó a la segunda vuelta con
Alan García. Bien dice Marta Harnecker: “No se puede concebir una fuerza
política sin contar con una fuerza
social”.
Por tanto, si se
quiere que el pueblo tenga protagonismo político, la izquierda
debe actuar como
un instrumento aglutinador y promovedor de un Frente
Amplio de Masas. En ella deben estar integrados los partidos de
izquierda, los movimientos sociales,
frentes regionales, personalidades progresistas y todos los afectados por el capitalismo salvaje. Promover la unidad
en la diversidad. La unidad tiene que ser principista y programática, donde la
bandera principal sea la defensa de la
especie humana y la naturaleza. Eso pasa por contar con un programa antineoliberal. Apostar por la
unidad no solo debe ser con miras a las elecciones del 2021, sino para
construir la resistencia al neoliberalismo que se viene con todo con el TPP.