LA DELINCUENCIA AZOTA A VILLA EL SALVADOR
“Hagamos algo contra la inseguridad”
“Hagamos algo contra la inseguridad”
Walter Montañez Vargas
La delincuencia común viene incrementándose, alarmantemente, en nuestro distrito, como barrio populoso; y es uno de los problemas sociales que más preocupa a la población, donde nuestras autoridades políticas y policiales hacen poco por detener la ola delincuencial. A esto se suma los delincuente de “cuello y corbata” involucrados en la “CORRUPCION”, que se expresa en las instituciones públicas; en las empresas privadas; en los políticos, que legislan a favor de la voracidad de las empresas transnacionales para su mayor enriquecimiento; y en todos los estamentos de la sociedad.
Transitar por Villa El Salvador (VES), a diferencia de las década de los 70 y 80, se esta haciendo un “vía crucis”, los vecinos viven a “salto de mata”, pues en cualquier momento puede uno ser asaltado por los amigos de lo ajeno. Incluso estando ya en casa no estamos seguros, debido a que pueden irrumpir a mano armada para llevarse los únicos objetos de valor, que tienen la mayoría de los vecinos, TV, DVD, donde ven sus películas pirateadas, joyas no tienen, menos ropas “Fashion”, a la moda. Al respecto, nuestras autoridades municipales no cuentan con una estrategia, donde participe la población, para contener la violencia delincuencial, a pesar que la Ley 27933, Ley del Sistema Nacional de Seguridad Ciudadana, le faculta constituir el “Comité Distrital de Seguridad Ciudadana” con las organizaciones e instituciones del distrito, y con ellos elaborar un “Plan de Seguridad Ciudadana”.
Podemos decir, sin exageración, que ningún vecino de VES, se ha salvado de sufrir un asalto o robo, si no fuera así, el vecino entraría en el libro de GUINESS. Este malestar social se viene agudizando con la aparición de las pandillas, conformado por jóvenes, que en su mayoría son menores de 18 años. Ellos, para delinquir se drogan o se alcoholizan, con eso, dicen, se dan “valor”. Cuando se reúnen, llegan a juntarse entre 50 a 100 muchachos; cualquier partido político envidiaría a estos adolescentes por su capacidad de convocatoria.
A este ritmo que vamos, dentro de poco, el Perú, estará en la situación de otros países, como el de Honduras, Guatemala, El Salvador. Según Andrés Oppenheimer, en su libro “Cuentos Chinos”, la delincuencia organizada, conocido como los “maras” mantiene en vilo a dichos países; si estos son capturados, posan triunfantes, para las cámaras de televisión. La pertenencia a la mara es su mayor orgullo. En El Salvador, tienen más de 50 mil miembros, que están organizados, que no solo roban, asaltan y secuestran sino que están torturando y decapitando a sus victimas como señal de poder. En Honduras, cuando el gobierno estaba negociando con esta pandilla, el jefe la banda dijo que necesitaba la aprobación de sus superiores para los puntos en discusión, y llamo a Los Ángeles (EE.UU).
Unos de los factores de la proliferación de esta violencia delincuencial se deben, básicamente, a que los jóvenes han sido criados en la pobreza y/o miseria, con golpes e insultos, sin estructura familiar (padres divorciados), y en un ambiente social de violencia. Sus padres, excluidos de los beneficios del llamado “progreso”, por no contar con un trabajo asalariado, como la mayoría de los peruanos, para ganarse el sustento se incorporan a la venta ambulatorio: lustran zapatos, venden chupetes, limpian la luna de los carros, etc., trabajos incomprendido por ciertos alcaldes. Tienen una jornada de 13 a 15 horas, dejando a sus hijos, en la casa, a su suerte; los ingresos que perciben les alcanzan, solamente, para costear el menú del “comedor popular”, y no para educar a sus hijos.
La violencia delincuencial viene siendo fomentada, principalmente, por la TV, cine, y los videojuegos, que traen acciones de promiscuidad sexual, infidelidad, consumo de alcohol, droga, asesinatos, violaciones, asalto a mano armada, etc. Podemos decir, entonces, el modelo económico, de nuestro país, basado en el consumismo irracional (ansiedad por poseer, cada vez más, cosas superfluas) y en la divinización del libre mercado, promueve la “Cultura de la violencia”. A las empresas transnacionales, productores de dichas mercancías, no les preocupa cultivar valores éticos, no tienen escrúpulos, desprecian la vida de los seres humanos, solamente le interesa amasar más riqueza, a costa de mayor pobreza y miseria en la población. Existe un interés mezquino de parte de los grandes consorcios empresariales.
Como observamos, se viene dando una descomposición social de la “sociedad capitalista”, en su fase Global (Imperialismo), que muestra su caducidad como tal, por no satisfacer las condiciones materiales de existencia de la gran mayoría de los seres humanos. En ese sentido es necesario apostar por una sociedad nueva, donde reine la solidaridad, la equidad, la libertad y la justicia. Valores, que no solamente van contrarrestar la violencia delincuencia, sino, también el hambre y la miseria, que es considerado como violencia que atenta contra la vida del ser humano. El paso de una sociedad, como organización socioeconómica, a otra, es parte de la evolución de la sociedad (dialéctica). Tenemos que tener en cuenta que desde el punto de vista de la dialéctica, “toda cambia, todo se mueve, nada se queda donde esta, nada continua siendo lo que es, donde hay siempre algo que nace y se desarrolla existe algo que se muere y caduca” Hegel (filósofo alemán).
La delincuencia común viene incrementándose, alarmantemente, en nuestro distrito, como barrio populoso; y es uno de los problemas sociales que más preocupa a la población, donde nuestras autoridades políticas y policiales hacen poco por detener la ola delincuencial. A esto se suma los delincuente de “cuello y corbata” involucrados en la “CORRUPCION”, que se expresa en las instituciones públicas; en las empresas privadas; en los políticos, que legislan a favor de la voracidad de las empresas transnacionales para su mayor enriquecimiento; y en todos los estamentos de la sociedad.
Transitar por Villa El Salvador (VES), a diferencia de las década de los 70 y 80, se esta haciendo un “vía crucis”, los vecinos viven a “salto de mata”, pues en cualquier momento puede uno ser asaltado por los amigos de lo ajeno. Incluso estando ya en casa no estamos seguros, debido a que pueden irrumpir a mano armada para llevarse los únicos objetos de valor, que tienen la mayoría de los vecinos, TV, DVD, donde ven sus películas pirateadas, joyas no tienen, menos ropas “Fashion”, a la moda. Al respecto, nuestras autoridades municipales no cuentan con una estrategia, donde participe la población, para contener la violencia delincuencial, a pesar que la Ley 27933, Ley del Sistema Nacional de Seguridad Ciudadana, le faculta constituir el “Comité Distrital de Seguridad Ciudadana” con las organizaciones e instituciones del distrito, y con ellos elaborar un “Plan de Seguridad Ciudadana”.
Podemos decir, sin exageración, que ningún vecino de VES, se ha salvado de sufrir un asalto o robo, si no fuera así, el vecino entraría en el libro de GUINESS. Este malestar social se viene agudizando con la aparición de las pandillas, conformado por jóvenes, que en su mayoría son menores de 18 años. Ellos, para delinquir se drogan o se alcoholizan, con eso, dicen, se dan “valor”. Cuando se reúnen, llegan a juntarse entre 50 a 100 muchachos; cualquier partido político envidiaría a estos adolescentes por su capacidad de convocatoria.
A este ritmo que vamos, dentro de poco, el Perú, estará en la situación de otros países, como el de Honduras, Guatemala, El Salvador. Según Andrés Oppenheimer, en su libro “Cuentos Chinos”, la delincuencia organizada, conocido como los “maras” mantiene en vilo a dichos países; si estos son capturados, posan triunfantes, para las cámaras de televisión. La pertenencia a la mara es su mayor orgullo. En El Salvador, tienen más de 50 mil miembros, que están organizados, que no solo roban, asaltan y secuestran sino que están torturando y decapitando a sus victimas como señal de poder. En Honduras, cuando el gobierno estaba negociando con esta pandilla, el jefe la banda dijo que necesitaba la aprobación de sus superiores para los puntos en discusión, y llamo a Los Ángeles (EE.UU).
Unos de los factores de la proliferación de esta violencia delincuencial se deben, básicamente, a que los jóvenes han sido criados en la pobreza y/o miseria, con golpes e insultos, sin estructura familiar (padres divorciados), y en un ambiente social de violencia. Sus padres, excluidos de los beneficios del llamado “progreso”, por no contar con un trabajo asalariado, como la mayoría de los peruanos, para ganarse el sustento se incorporan a la venta ambulatorio: lustran zapatos, venden chupetes, limpian la luna de los carros, etc., trabajos incomprendido por ciertos alcaldes. Tienen una jornada de 13 a 15 horas, dejando a sus hijos, en la casa, a su suerte; los ingresos que perciben les alcanzan, solamente, para costear el menú del “comedor popular”, y no para educar a sus hijos.
La violencia delincuencial viene siendo fomentada, principalmente, por la TV, cine, y los videojuegos, que traen acciones de promiscuidad sexual, infidelidad, consumo de alcohol, droga, asesinatos, violaciones, asalto a mano armada, etc. Podemos decir, entonces, el modelo económico, de nuestro país, basado en el consumismo irracional (ansiedad por poseer, cada vez más, cosas superfluas) y en la divinización del libre mercado, promueve la “Cultura de la violencia”. A las empresas transnacionales, productores de dichas mercancías, no les preocupa cultivar valores éticos, no tienen escrúpulos, desprecian la vida de los seres humanos, solamente le interesa amasar más riqueza, a costa de mayor pobreza y miseria en la población. Existe un interés mezquino de parte de los grandes consorcios empresariales.
Como observamos, se viene dando una descomposición social de la “sociedad capitalista”, en su fase Global (Imperialismo), que muestra su caducidad como tal, por no satisfacer las condiciones materiales de existencia de la gran mayoría de los seres humanos. En ese sentido es necesario apostar por una sociedad nueva, donde reine la solidaridad, la equidad, la libertad y la justicia. Valores, que no solamente van contrarrestar la violencia delincuencia, sino, también el hambre y la miseria, que es considerado como violencia que atenta contra la vida del ser humano. El paso de una sociedad, como organización socioeconómica, a otra, es parte de la evolución de la sociedad (dialéctica). Tenemos que tener en cuenta que desde el punto de vista de la dialéctica, “toda cambia, todo se mueve, nada se queda donde esta, nada continua siendo lo que es, donde hay siempre algo que nace y se desarrolla existe algo que se muere y caduca” Hegel (filósofo alemán).