La aventura de viajar en una “Combi”
de Villa El Salvador
de Villa El Salvador
“Al fondo entran 4, acomódense, acomódense”
Walter Montañez Vargas:
El viajar en una combi a Lima o viceversa es una odisea, debido a que, dicho medio de transporte, circula como si estuviera en la tierra nadie. Es decir transgreden o le sacan la vuelta a toda norma o reglamento del transporte, a veces con el aval del policía de transito. Las combis de Villa El Salvador (VES), que circulan por la ruta “A”, no respetan su paradero inicial y final (inician y terminan su recorrido donde les venga en gana), no cobran medio pasaje, a los gorditos no les dejan subir (dicen: por que ocupan doble espacio) y menos a los escolares, llevan pasajeros fuera de su capacidad, maniobran zigzagueando, bien para ganar pasajeros, o para esquivar los baches y/o huecos de la pista de VES, o para evadir las batidas, etc. Lo que sucede con las combis es emblemático, es la caricatura de nuestra sociedad, donde rige la ley del más fuerte, la competencia desleal, el que nunca se piensa en los demás; y donde la ley, en muchos casos, es un burdo papel sin valor. Todo esto lo hace, el transportista, para maximizar sus ganancias a costa de cualquier cosa, como lo hacen las empresas mineras, que no respeta los derechos laborales del trabajador, a la vez que contamina el medio ambiente, saquea nuestros recursos naturales, gracias al modelo económico neoliberal que viene promoviendo el gobierno de Alan García.
Con el fin de llegar a la 1era. cuadra de México (Lima), salgo de mi casa a las 7.30 a .m. para poder embarcarme en los minitransportes, lo único que hay por la Ruta “A”, y llegar a mi destino. Al llegar al paradero, escucho al cobrador: ¡Todo México, todo México! (cuando su paradero final es por la Plaza Grau, que no llega ); ¡No paro en puente primavera!; ¡No hay medio, no hay medio ( medio pasaje)! Con esa advertencia subo a la combi, y ante la insistencia del cobrador que grita: al ¡fondo hay sitio, avancen, avancen!, tengo que buscar un lugarcito; el largo viaje lo hago parado y apretujado. Si tengo suerte no voy agachado y/o encorbado, la mayoría de las combis no tienen sus techos altos.
En el recorrido, el chofer, si no viene conversando con una chica y/o amigo, prende su radio a todo volumen que remece los tímpanos del viajero, y si algún vecino le dice que baje el volumen, el conductor lo ignora o bien lo invita a bajarse del vehiculo de una manera grosera. Por ese temor los usuarios tenemos que soportar, en silencio, a lo largo del viaje, la música estruendosa y chillona.
En el trayecto, se encuentra los “Dateros” que son los que brindan información al chofer de su más cercano competidor, sobre el número de pasajeros, tiempo y la ubicación de los policías de transito y posibles batidas, a cambio de la información reciben S/.10 ctv. Es una manera ingeniosa del pueblo, como otros trabajos, para aliviarse del hambre, de crearse un ingreso, informalmente, ante la incompetencia del Estado de generar un empleo digno, a pesar que el Perú cuenta con ingentes recursos naturales, que el gobierno aprista no quiere industrializar por favorecer a las empresas transnacionales, que solamente le interesa nuestros productos en materia prima. Esto se va profundizar con el TLC. Industrializando nuestros recursos naturales, el gobierno, crearía cientos de miles de empleo
Si hay un operativo policial por delante, como el conductor no esta en regla con sus documento, el chofer nos obliga a bajar del vehiculo para darse la media vuelta, devolviéndonos parte del pasaje, pues nos cobran por el trayecto recorrido. En ese aspecto, el dueño del vehiculo no pierde, mientras los usuarios tenemos que perder de 15 a 30 minutos para embarcarnos en otro vehiculo, llegando tarde a nuestro centro de labor. Otra manera que los choferes dan solución, la falta de algún documento, es haciendo un arreglo extra oficial con los policías de transito, muchos de ellos se prestan a la corrupción, como en muchas instituciones del país, ejemplos sobran.
Por otro lado, por ganarse a los pasajeros, las combis compiten entre ellos. Es por eso, los choferes, siempre, están contra el tiempo, cuando el pasajero quiere bajarse en un paradero, los cobradores les manifiesta: ¡Pie derecho, pie derecho!, que significa: el carro no va parar, asi que bájate a la volada y pon el pie derecho para que no te caigas; por esa causa hay muchos accidentes. De la misma manera es para subir, se tiene que hacer a la volada, es decir, subir cuando el carro esta en marcha. El chofer tiene que llenar la combi, de pasajeros, en menor tiempo posible. En economía, eso, se llama productividad. El pasajero, en la combi, es una "mercancía".
Por fin llego a mi destino, felizmente vivo y sin ningún rasguño, después de pasar muchas peripecias, para iniciar mis labores cotidianas, que terminan iniciándose la noche, 7 p.m. A esa hora empieza el retorno a mi domicilio, como es hora punta las combis a VES, que vienen de México, van repleto de pasajeros imposibilitándome subir a uno de ellos. Eso me obliga a cambiar de estrategia, tengo que tomar una combi, donde pago una “chinita”, para que me lleve al paradero “Puente Nuevo”, ubicado por la “Via de Evitamiento”. El recorrido lo hago por la Av. Riva Güero (El Agustino).
Llegando al paradero, inicia de nuevo mi calvario. En mi reloj ya son las 7.30 p.m., los cobradores de la combis de VES, que vienen de la UNI , llaman a los pasajeros: ¡Puente de Alipio, Puente Alipio! El Puente Alipio cruza la Panamericana Sur (San Juan de Miraflores). Lo extraño en esto, es que la mayoría de las combis que deberían ir a Villa El Salvador hacen su recorrido hasta el Puente Alipio, para de allí, recién, ir a VES, pero con otros pasajeros, y con ello se benefician los choferes. Son contados los vehículos que van directo a Villa El Salvador, gracias a ello puedo llegar a mi casa. Los usuarios de dichas combis nos sentimos impotentes por el maltrato que recibimos, todos los días, por la mayoría de los transportistas, pareciera que tuvieran “inmunidad parlamentaria”
Por lo manifestado, no existe control, ni vigilancia, por parte de las autoridades municipalidad de Lima y de VES para que las combis respeten su ruta. La municipalidad solamente ve al vecino como un “contribuyente”, que debe pagar sus tributos puntualmente, no interesándole como persona, como viaja el “contribuyente”. Existe una insensibilidad desgarradora. En ese sentido, llamo a la reflexión al Sr. Castañeda Lossio , alcalde de Lima, y al Sr. Jaime Zea, alcalde de Villa El Salvador, para que imponga su autoridad sobre las combis. No se puede aceptar que los chóferes hagan lo que les venga en gana con el pasajero. Somos seres humanos que merecemos respeto.
Continuara.
Con el fin de llegar a la 1era. cuadra de México (Lima), salgo de mi casa a las 7.30 a .m. para poder embarcarme en los minitransportes, lo único que hay por la Ruta “A”, y llegar a mi destino. Al llegar al paradero, escucho al cobrador: ¡Todo México, todo México! (cuando su paradero final es por la Plaza Grau, que no llega ); ¡No paro en puente primavera!; ¡No hay medio, no hay medio ( medio pasaje)! Con esa advertencia subo a la combi, y ante la insistencia del cobrador que grita: al ¡fondo hay sitio, avancen, avancen!, tengo que buscar un lugarcito; el largo viaje lo hago parado y apretujado. Si tengo suerte no voy agachado y/o encorbado, la mayoría de las combis no tienen sus techos altos.
En el recorrido, el chofer, si no viene conversando con una chica y/o amigo, prende su radio a todo volumen que remece los tímpanos del viajero, y si algún vecino le dice que baje el volumen, el conductor lo ignora o bien lo invita a bajarse del vehiculo de una manera grosera. Por ese temor los usuarios tenemos que soportar, en silencio, a lo largo del viaje, la música estruendosa y chillona.
En el trayecto, se encuentra los “Dateros” que son los que brindan información al chofer de su más cercano competidor, sobre el número de pasajeros, tiempo y la ubicación de los policías de transito y posibles batidas, a cambio de la información reciben S/.10 ctv. Es una manera ingeniosa del pueblo, como otros trabajos, para aliviarse del hambre, de crearse un ingreso, informalmente, ante la incompetencia del Estado de generar un empleo digno, a pesar que el Perú cuenta con ingentes recursos naturales, que el gobierno aprista no quiere industrializar por favorecer a las empresas transnacionales, que solamente le interesa nuestros productos en materia prima. Esto se va profundizar con el TLC. Industrializando nuestros recursos naturales, el gobierno, crearía cientos de miles de empleo
Si hay un operativo policial por delante, como el conductor no esta en regla con sus documento, el chofer nos obliga a bajar del vehiculo para darse la media vuelta, devolviéndonos parte del pasaje, pues nos cobran por el trayecto recorrido. En ese aspecto, el dueño del vehiculo no pierde, mientras los usuarios tenemos que perder de 15 a 30 minutos para embarcarnos en otro vehiculo, llegando tarde a nuestro centro de labor. Otra manera que los choferes dan solución, la falta de algún documento, es haciendo un arreglo extra oficial con los policías de transito, muchos de ellos se prestan a la corrupción, como en muchas instituciones del país, ejemplos sobran.
Por otro lado, por ganarse a los pasajeros, las combis compiten entre ellos. Es por eso, los choferes, siempre, están contra el tiempo, cuando el pasajero quiere bajarse en un paradero, los cobradores les manifiesta: ¡Pie derecho, pie derecho!, que significa: el carro no va parar, asi que bájate a la volada y pon el pie derecho para que no te caigas; por esa causa hay muchos accidentes. De la misma manera es para subir, se tiene que hacer a la volada, es decir, subir cuando el carro esta en marcha. El chofer tiene que llenar la combi, de pasajeros, en menor tiempo posible. En economía, eso, se llama productividad. El pasajero, en la combi, es una "mercancía".
Por fin llego a mi destino, felizmente vivo y sin ningún rasguño, después de pasar muchas peripecias, para iniciar mis labores cotidianas, que terminan iniciándose la noche, 7 p.m. A esa hora empieza el retorno a mi domicilio, como es hora punta las combis a VES, que vienen de México, van repleto de pasajeros imposibilitándome subir a uno de ellos. Eso me obliga a cambiar de estrategia, tengo que tomar una combi, donde pago una “chinita”, para que me lleve al paradero “Puente Nuevo”, ubicado por la “Via de Evitamiento”. El recorrido lo hago por la Av. Riva Güero (El Agustino).
Llegando al paradero, inicia de nuevo mi calvario. En mi reloj ya son las 7.30 p.m., los cobradores de la combis de VES, que vienen de la UNI , llaman a los pasajeros: ¡Puente de Alipio, Puente Alipio! El Puente Alipio cruza la Panamericana Sur (San Juan de Miraflores). Lo extraño en esto, es que la mayoría de las combis que deberían ir a Villa El Salvador hacen su recorrido hasta el Puente Alipio, para de allí, recién, ir a VES, pero con otros pasajeros, y con ello se benefician los choferes. Son contados los vehículos que van directo a Villa El Salvador, gracias a ello puedo llegar a mi casa. Los usuarios de dichas combis nos sentimos impotentes por el maltrato que recibimos, todos los días, por la mayoría de los transportistas, pareciera que tuvieran “inmunidad parlamentaria”
Por lo manifestado, no existe control, ni vigilancia, por parte de las autoridades municipalidad de Lima y de VES para que las combis respeten su ruta. La municipalidad solamente ve al vecino como un “contribuyente”, que debe pagar sus tributos puntualmente, no interesándole como persona, como viaja el “contribuyente”. Existe una insensibilidad desgarradora. En ese sentido, llamo a la reflexión al Sr. Castañeda Lossio , alcalde de Lima, y al Sr. Jaime Zea, alcalde de Villa El Salvador, para que imponga su autoridad sobre las combis. No se puede aceptar que los chóferes hagan lo que les venga en gana con el pasajero. Somos seres humanos que merecemos respeto.
Continuara.
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