Tuesday, December 15, 2009

LA SEGUNDA INDEPENDENCIA DEL PERÚ (Tercera Parte)
Oncenio de Leguía, Haya-Mariategui, Tercer Militarismo

Walter Montañez Vargas:

“Para entender el presente y proyectarnos al futuro es necesario conocer primero nuestro pasado histórico ” Carlos Milla

Después de la devastación de la economía peruana por los chilenos, Guerra del Pacífico, el Estado peruano, en los primeros años de la etapa “REPÚBLICA ARISTOCRÁTICA”(1895-1919), promovió el desarrollo capitalista del país. Gracias a la demanda internacional se impulsó la exportación de productos primarios. De esta situación económica favorable, la burguesía peruana de nuevo, como en la época del guano, no aprovechó en constituirse como clase dirigente de la sociedad, capaz de apostar por un proyecto país integrado pluriculturalmente.

Luego, partir de la primera década del siglo XX, el capital estadounidense comenzó a desplazar al capital británico. Consolidando su hegemonía después de la primera guerra mundial (1914). El capital norteamericano, en su fase monopólico e imperialista, por los inmensos recursos económicos que poseía, avasalló al capital nacional. Dominó la existencia del país penetrando con fuerza en el sector productivo, comercio y finanzas. Esto distorsionó los planes originarios de la burguesía nativa de articular la agricultura y la minería con la industria. Con ello se hubiera tenido un incesante incremento del empleo, el cual incidiría en el desarrollo del mercado interno a lo largo del país.

Nuestra burguesía, para subsistir, se asimiló (subordinarse) a la dinámica impuesta por el capital extranjero. Es más, no tuvo la capacidad de negociar con el capital extranjero los términos de su participación en la sociedad peruana, tal es así, permitió que la soberanía nacional sea ultrajada. En cambio, la burguesía chilena, gracias a su articulación, si pudo negociar favorablemente, de tal manera que le permitió consolidarse, dentro de ciertos limites, como clase social.

En la “República Aristocrática”, democracia señorial, se sucedieron gobierno civiles ininterrumpidamente: se empezó con el presidente de Nicolás de Piérola (1895) y se terminó con José Pardo y Barreda (1919).

ONCENIO DE LEGUÍA (1919-1930).
Augusto B. Leguía, derrocó al presidente José Pardo. Estando en el mando, disolvió el Congreso, y luego llamó a elecciones para constituir el nuevo parlamento. Lo cual, en 1919, eligió a Leguía como nuevo Presidente constitucional. Luego sale reelegido en 1924 y 1929.

Dicho gobierno puso el Estado, como instrumento político, a disposición de los intereses del gran capital norteamericano. Con ello se consolidó la dominación imperialistas en nuestro país. Sobre esto la burguesía nacional, por su debilidad, no puso objeción, todo lo contrario, actuó como socia del nuevo sistema. Leguía profundizó el modelo liberal, o sea el llamado “modelo de crecimiento hacia fuera”. Modelo que, basado en las ventajas comparativas, promovía la exportación de productos agro- minerales (productos primarios). Estos eran necesarios para el desarrollo industrial de EE.UU. Además, apoyó y estimuló, con incentivos fiscales, la inversión extranjera en los sectores económicos más rentables, en desmedro de la empresa nacional. De esa manera los inmensos beneficios obtenidos por el capital extranjera no se quedaron en el Perú, sino que se repatriaron a su país de origen (fuga de capitales).

Por ello, para compensar la falta de recursos financieros en redinamizar la economía del país, ya que los ingresos fiscales no eran suficiente, reinició la política de endeudamiento. Es así, que, entre 1920 y 1930, se décuplo (10 veces) la deuda externa. Esto hizo al Perú más dependiente de las potencias extranjeras. Por otro lado, también, con este gobierno, continuó el desmembramiento del territorio peruano. Ante Chile se perdió Arica, anteriormente, este país, nos arrebató Tarapacá. Luego por cuestiones limítrofes, el territorio”Trapecio de Leticia” pasó a manos de Colombia., gracias al tratado de Salomón-Lozano (1922). Ello se firmó en secreto, por lo que generó repulsa del pueblo a Leguía . El Trapecio de Leticia equivale, aproximadamente, a dos departamentos de Arequipa (120,271Km.)

HAYA Y MARIÁTEGUI
El “Oncenio de Leguía” definió un clima social y político, permitiendo que los pensamientos de Víctor Raúl Haya de la Torre y José Carlos Mariátegui se incubaran en el seno del pueblo. Haya y Mariátegui, tuvieron, cada uno, a su modo, pensamientos nacionalistas, antioligarquico y antimperialista, como alternativa a la ideología liberal de Leguía.

Haya de la Torre se inspiró en la revolución mexicana (1910)-revolución social, no socialista-, mientras Mariátegui en la revolución rusa (1917). Por ello ambos tenían diferentes concepciones sobre la realidad de la sociedad peruana. Esto se ve reflejado, respectivamente, en sus libros “El Antimperialismo el APRA” (1928) y “Los 7 Ensayos de la Realidad Peruana” (1928)

Con respecto a la caracterización de la sociedad, en ese entonces, Haya de la Torre, concluyó que el Perú era un país semifeudal, puesto que el capitalismo recién comenzaba a desarrollarse. Por tanto era necesario “desarrollar el capitalismo en el Perú”. A la vez, sostenía que no se puede llegar al socialismo sin pasar por la etapa del capitalismo (revolución por etapas). Por otro lado, manifestó que el imperialismo tenía su lado bueno y su lado malo. El lado bueno es por que trae capital y tecnología al Perú. Por ello, el imperialismo representa la primera fase del capitalismo en el país. Y el lado malo es su carácter saqueador y destructor que impide la industrialización y la formación de una autentica economía capitalista nacional. Para contrarrestar el lado negativo del gran capital extranjero y desarrollar el capitalismo en el Perú, propuso constituir un Estado antiimperialista que debe realizar la revolución democrática burguesa. En la lucha contra el imperialismo y el feudalismo planteó la constitución de un Frente Único Antiimperialista, donde estén todas las clases sociales atacadas y explotadas por el avance imperialistas. El Frente Único (APRA) debería estar dirigido por la clase media (o pequeño burgués), al cual el imperialismo le limitaba en constituirse en burguesía nacional. Asimismo, Haya de la Torre, en su libro “El Antiimperialismo y el APRA” diseñó, en su programa máximo, 5 puntos generales: Acción contra el imperialismo. Por la unidad política de la América Latina. Por la nacionalización de tierras e industrias. Por la internacionalización del Canal de Panamá. Por la solidaridad con todos los pueblos y las clases oprimidas del mundo.

José Carlos Mariategui (el Amauta), alimentado por la revolución Rusa, tuvo una mirada marxista sobre la realidad del Perú. Sus propuestas son totalmente opuestos a Haya de la Torre. Con respecto a la caracterización de la sociedad, concebía al Perú como un país semifeudal y semicolonial, dominado por el capitalismo imperialista, quien orientaban el desarrollo del conjunto de la economía del país y mantenía la existencia del terrateniente (feudalismo) para su provecho. Podemos decir, entonces, el capitalismo imperialista impuso su lógica de desarrollo en la sociedad peruana. Por ello el “Amauta” señalaba que el Perú era incapaz de tener un desarrollo nacional autónomo. Para revertir esta situación, planteó la revolución socialista (revolución antimperialista, anticapitalista y antifeudal) dirigido por el proletariado (clase social explotada por el capitalismo), en alianza con las masa campesina. Para llevar adelante la revolución, Mariategui, fundó el Partido Socialista del Perú (1928), que luego se convirtió en Partido Comunista Peruano.

Por otro lado, consideró que la revolución democrática burguesa, para desarrollar el capitalismo, como lo plantea Haya, no se puede llevar a cabo en el país, pues la burguesía peruana llegó tarde a la historia. La burguesía nacional está imposibilitado de constituirse como clase hegemónica y autónoma en el marco del modo de producción capitalista en su fase imperialista (capital monopólico en expansión internacional): Primero, el capital local no puede competir con el gran capital transnacional (la libre concurrencia ha dejado de ser valida, por la existencia de monopolios). Segundo, la burguesía local, con su consentimiento, se encuentra subordinado a los mezquinos y particulares intereses del gran capital extranjero. Tercero, esta capa social carece de todo sentimiento nacional y/o patriótica, pues no se sienten identificados con los valores culturales del pueblo (tradición, estilo de vida, costumbre, creencias, hábitos, lengua -quechua-, etc), el cual obstruye su desarrollo. No existe afinidad étnica. Piensa que la raza blanca es superior al cobrizo, por eso niegan la identidad cultural de los quechuas, aymaras, amazonense, y de los mestizos. Además, sostuvo que nuestra burguesía se identifica más con la cultura de la civilización occidental, exaltando todo lo que es extranjero, ajenas a nuestra realidad (la lengua, la moda, el vestido, la música, y otros elementos culturales). De la misma manera la pequeña burguesía (clase media), ensalzado por Haya de la Torre, imita el comportamiento de la burguesía, se siente, ante todo, blanco.

EL TERCER MILITARISMO (1930- 1939 ).
En EE.UU, 1929, como consecuencia de la falla del modelo económico liberal o libre mercado, se tuvo la crisis del capitalismo, conocido como “Crack del 29”. Esto trajo una depresión económica sin precedente a nivel mundial, generando quiebras masivas de empresas, desocupación de millones de trabajadores, etc. La crisis afectó gravemente las exportaciones peruanas dañando profundamente la economía del país. Esta situación no pudo manejarlo Leguía, generando descontento popular. De este ambiente social crispado se aprovecho el coronel Luis M. Sánchez Cerro para dar el golpe militar en agosto de 1930, iniciando la nueva etapa militarista. Augusto B. Leguía fue encarcelado en la isla de San Lorenzo. Luego, Sánchez Cerro renuncia al cargo de presidente y en el año 1931 participó con su partido Unión Revolucionaria en las elecciones presidenciales, ganándole a Haya de la Torre, quien representaba al APRA. Haya no aceptó el triunfo de Sánchez Cerro.

Al poco tiempo Sánchez Cerro es asesinado por Abelardo Mendoza. El asesino fue sindicado como militante aprista. Ante la muerte de Sánchez Cerro, en el año de 1933, la asamblea Constituyente, que funcionaba como poder legislativo, eligió al general Oscar R. Benavides como presidente de la república. Estando como mandatario, Benavides, prorrogó su periodo por 3 años más. Y, en el año 1939 convoca a nuevas elecciones, donde gana ampliamente Manuel Prado Ugarteche apoyado por la Unión revolucionaria. El APRA y el Partido Comunista dio sus votos a favor de Prado.
Bibliografía: Jorge Basadre (Perú, Problemas y Posibilidades), Marcial Barrón (Perú: Historia del Saqueo), Ernesto Yepes (Capital Ingles y el capital americano), Julio Cotler (Clases, Estado y Nación en el Perú), José Carlos Mariategui (7 Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana),Carlos Milla (En que Momento se Jodío el Perú), Victor Raúl haya de la Torre (El Antimperialismo y el APRA, Cuaderno de Investigación “Análisis” /Cesar Germaná (Polémica Haya de la Torre- Mariátegui), Jesús Veliz Lizarraga (El Perú y la Cultura Occidental).

Continuará.

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